El viernes pasado dimos carpetazo
a la temporada 2016/17 en la categoría alevín de baloncesto. Como colofón, el
clásico torneo 3x3 de la semana deportiva, con la mayor parte de las jugadoras
y jugadores que han formado parte de nuestros tres equipos femenino, mixto y
masculino. Este torneo resulta idóneo para que los chicos/as se diviertan y
también para la captación de nuevos deportistas, por lo que quizá deba
celebrarse en otras fechas, hacia el principio de la temporada y no al final
como viene siendo tradicional. La realidad es cambiante y las tradiciones deben
ser flexibles, por lo que es probable que durante este verano le demos una
vuelta de tuerca al formato.
Mi intención con este último escrito
de la temporada es valorar el trabajo realizado en los equipos masculino y
mixto, en los que he estado directamente implicado. No falto a la verdad si
digo que ha sido un trabajo en equipo, con cuatro entrenadores/as (dos
principales y dos ayudantes) y todas las familias remando en la misma dirección.
Los jugadores/as, verdaderos protas de esta historia, acaban de recibir sus
valoraciones, más enfocadas hacia actitudes que hacia aptitudes. Suyos han sido
los sudores, las canastas, los trompazos, las alegrías y las decepciones. Irene y yo, con nuestros
aciertos y nuestros errores, hemos intentado guiarles lo mejor posible en éste
primer contacto con el baloncesto de competición. En estas “notas” de la
temporada hemos querido que todos nuestros niños y niñas tengan claro el camino
a seguir de ahora en adelante y en qué aspectos deben mejorar.
El retorno (feedback, que dicen
en el mundo empresarial) que nos llega por parte de los propios jugadores/as y
sus familias es muy positivo. Pienso que en general hay un sentimiento de
gratitud y objetivos cumplidos. Pero veamos, ¿cuáles eran esos objetivos? Desde
el punto de vista técnico la mejora es evidente, más en quienes han puesto un
mayor interés o han tenido una mayor continuidad. Pero el verdadero objetivo,
el realmente ambicioso, era inculcar unas normas básicas y un espíritu de
equipo en 25 personas de distinto género, con distintas habilidades deportivas
y sociales y con distintas ambiciones competitivas.
Han sido dos equipos en uno, trabajando
conjuntamente y compartiendo una misma filosofía. No ha sido sencillo y sabemos
que hay niños/as que han disfrutado más y otros que no han estado tan
cómodos/as. Hemos trabajado por y para ellos/as y pienso que los aciertos han
sido mayoría y que podemos irnos satisfechos de nuestra labor. Pasado el verano
podremos medir la calidad de nuestro trabajo cuando empiecen a llegar las
inscripciones para el próximo curso. Personalmente, confío en que la inmensa mayoría
de las caras sonrientes que veis en las fotografías querrán seguir aprendiendo
baloncesto y se apuntarán a nuestros equipos.
Dejo para el final los agradecimientos
para los roles secundarios, cuya labor ha sido muy importante en el resultado
final. A las familias, por
haber entrado con tanta energía y deportividad en esta aventura del baloncesto,
reforzando en todo momento el papel de los entrenadores. A Ana y Daniel, todavía jugadores del Club y ya con la inquietud
de transmitir lo aprendido a los más pequeños. Ha sido un lujo haber formado
este gran equipo con todos vosotros y vosotras. Os deseo un feliz verano y
espero que nos veamos en septiembre para una nueva temporada de baloncesto. Ya
sabéis, un pantalón corto, una botella de agua y ….
Adán
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