Un balón para dos equipos que
luchan por un mismo objetivo: ganar. Eso es lo que hicimos el domingo 2 de
marzo, sin embargo no fue una victoria gratificante. Empezamos el partido
confiando demasiado en nuestras posibilidades. Tal vez, fue esa la razón junto
a la falta de tensión la que nos hizo fallar numerosos tiros debajo de canasta.
Fueron muchos los intentos de tiro porque cogimos bastantes rebotes.
Más adelante, hubo jugadoras que
prefirieron asegurar entradas antes que tiros lejanos. Y el conocerse y saber que necesita el equipo de cada uno
es la base del éxito.
Hemos de reconocer que nuestras
rivales habían progresado, sin embargo, nosotras no demostramos
todo lo que somos capaces de dar. A excepción de algún que otro contrataque,
asistencia y robos que agotaban su posesión de balón. Uno de los mejores
cuartos fue la mitad del tercero y el último cuarto. Pero aun así nos faltaba
intensidad y ese espíritu que nos hace disfrutar de cada jugada en equipo.
Porque nosotras sí somos un
EQUIPO, y muchas veces es justo eso lo que nos diferencia de ganar o de
permitir que nos derroten. Por eso, hay
que jugar cada partido como si fuese el decisivo sin pensar en tu rival y
esforzándote en cada ataque o defensa. Pues sabemos, que el talento gana
juegos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos.
Sara Rangel jugadora del juvenil femenino de baloncesto.
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